Las obras del Tramo 3 del Tren Maya, en donde el pasado 25 de marzo se registró el descarrilamiento de los vagones de un convoy que lo recorría, presentan múltiples deficiencias: desde materiales de mala calidad utilizados en el área, hasta trabajos incompletos, o servicios por 18 millones de pesos pagados pero que no se realizaron.
Informes de la Auditoría Superior de la Federación (ASF) correspondientes a la revisión de la Cuenta Pública 2022 identificaron las malas condiciones en que se encuentran segmentos de la infraestructura, incluidas las vías férreas, y que son inusuales para un proyecto reciente. En la estación Izamal en específico se identificaron durmientes con distanciamiento distinto al requerido, e incluso fallas en señalamientos y comunicaciones.
En el Corruptómetro 68 ya se había reportado el presunto pago de sobornos a cambio de pasar por alto la evaluación de calidad de uno de los materiales en el Tren Maya. Mientras que el informe oficial dado a conocer por el gobierno señaló que la causa del incidente en el Tramo 3 fue la falta de colocación de unos tornillos en la vía.
Monto: Tan solo los trabajos no comprobados en este tramo superan los 18 millones de pesos.
Implicados: La Sedena y la empresa Tren Maya que están a cargo del proyecto, así como las empresas contratistas.
Impacto: Las posibles negligencias y hechos de corrupción ponen en riesgo la seguridad de los usuarios de este transporte.
Difusión: más de 50 medios de comunicación abordaron tanto las deficiencias observadas por la ASF como la noticia del descarrilamiento.